La Polinesia Francesa es un grupo de islas situadas en el sur del Océano Pacífico, la isla más famosa y poblada es Tahití y Papetee su capital.
Era el viaje soñado, el viaje que siempre quise hacer, al fin había llegado el día.
Salimos un domingo 23 de julio. A las 11:35hs dejamos Ezeiza en un vuelo de LAN CHILE que se dirigía a Santiago, lugar al que arribamos a las 12:40hs (hora local).
Nuestro vuelo hacia Papetee salía a las 18:35hs, pensamos usar el tiempo libre para un mini tour por Santiago para la lluvia dijo no.
Finalmente salimos hacia Papetee, el vuelo dura 13hs, pero tiene una escala técnica en la Isla de Pascua luego de viajar 7hs.
En Isla de Pascua bajamos, compramos unos souvenir (la hora local era 0:30hs) y seguimos hasta que finalmente llegamos a Papetee a la 1:00hs hora local.
Nos recibieron con el típico collar de flores (lei) que significa alegría por la llegada, junto con música típica para irnos poniendo en tema.
Llegada a Papetee
Muy cansados, nos llevaron al HOTEL HYATT REGENCY.
Este hotel es súper lujoso, con una vista espectacular, el problema fue que llegamos a eso de las 2:00hs y nos teníamos que ir a las 7hs para tomar el vuelo a Bora Bora.
Consejo: no contratar un hotel de muchas estrellas para usarlo apenas 5hs.
A las 6:30hs nos levantamos y casi dormidos fuimos a desayunar, sacamos unas fotos y nos llevaron al aeropuerto para tomar el vuelo que nos llevaría a:
BORA BORA
Salimos 8:40hs en un vuelo de AIR TAHITI, es un ATR-72. El vuelo fue hermoso pero corto, en apenas 45’ estábamos aterrizando en el lugar más lindo del mundo (para mí). Bora Bora queda a 260km de Papetee, es un es atolón en las Islas de la Sociedad, perteneciente a la Polinesia Francesa, está formado por un volcán extinto, rodeado por una laguna separada del mar por un arrecife. Tiene 29km cuadrados y está rodeada de pequeños islotes alargados llamados MOTUS, su población es de unos 8.000 habitantes.
Sobre uno de estos motus se encuentra el aeropuerto. De ahí nos subieron a una lancha que nos llevó al HOTEL SOFITEL MARARA.
http://www.sofitel.com/es/hotel-0564-sofitel-bora-bora-marara-beach-and-private-island/index.shtml
http://www.sofitel.com/es/hotel-0564-sofitel-bora-bora-marara-beach-and-private-island/index.shtml
El hotel pertenece a la cadena Sofitel (Francesa), está compuesto por hermosos bungalow, los cuales se encuentran sobre un florido jardín, delante de ellos los que están sobre la playa y por último los más caros, los que están apoyados sobre pilotes, sobre el mar.
Habíamos contratado un bungalow sobre la playa por 3 noches y una noche en un bungalow sobre pilotes (sale u$s 500 la noche).
El bungolow sobre pilotes tiene piso de vidrio, de noche iluminan debajo y se pueden ver peces de mil colores mientras estás sentado mirando el mar turquesa, algo difícil de contar.
El bungolow sobre pilotes tiene piso de vidrio, de noche iluminan debajo y se pueden ver peces de mil colores mientras estás sentado mirando el mar turquesa, algo difícil de contar.
La gente es muy amable y cordial, hablan en francés y en el lenguaje nativo.
Nos pusimos la malla y comenzamos a disfrutar de ese lugar de ensueño.
El hotel tiene una playa privada muy bonita, el color del agua es turquesa y su temperatura es de una agradable tibieza.
Decidimos no dormir hasta la noche ya que por el cansancio del viaje nos perderíamos el día. Almorzamos liviano y seguimos todo el día en la playa.
A la hora de cenar se nos presentaron dos alternativas: comer en el hotel (35u$s por persona sin la bebida), o caminar unos 200 metros hasta “Le Bounty”, un restaurante muy simpático y más barato que el hotel.
De regreso pasamos por la playa, donde vimos un típico baile polinesio.
La estrella del espectáculo es un nativo llamado Michael, que además de sus habilidades como bailarín es muy simpático.
La estrella del espectáculo es un nativo llamado Michael, que además de sus habilidades como bailarín es muy simpático.
No nos dormimos, nos desmayamos.
El bungalow por dentro
Danza Polinesia
Al día siguiente, martes 25 de julio, nos levantamos temprano y fuimos a desayunar. El desayuno es muy abundante y tiene todo lo que se pueda ocurrir.
Desayunando en el Marara
Decidimos hacer un tour que consiste en navegar en piragua alrededor de la isla, alimentando a los tiburones y posteriormente nadar en compañía de rayas.
Este paseo cuesta u$s 40 por persona.
La parte de los tiburones es muy emocionante, unen dos piraguas con una soga y te hacen agarrar de la misma con la cabeza dentro del agua.
Unas 10 o 15 personas puestas de esa manera forman una especie de “pared”, según los nativos eso hace que el tiburón no ataque porque ve algo de grandes dimensiones.
Empiezan a tirar pescados y rápidamente se acercan los tiburones a comer, sentís un poco de temor al ver esos enormes animales pasar a poca distancia y más aun cuando ves sus filosos dientes.
Volvemos a tierra fascinados por lo vivido.
Nadando con las rayas
Para la tarde contratamos un paseo por la laguna en un barco con el fondo de vidrio. Esto nos salió u$s 18 por persona.
Pudimos observar la fauna marina y los corales de distintos colores, una maravilla.
El resto de la tarde la pasamos haciendo snorkel.
A la noche asistimos a un espectáculo en la playa de hotel llamado “Las Mamas”. Son mujeres nativas que cantan canciones típicas al compás de la música, extraordinario.
Las "Mamas"
Miércoles 26 de julio.
Después de desayunar alquilamos dos bicicletas para dar un paseo por la isla. El perímetro de la isla es de 8km por lo que es totalmente adecuado para las bicis.
Nos dirigimos bordeando el mar hacia Vaitape, que es la ciudad principal. Recorremos el puerto e intentamos establecer algún tipo de diálogo con los nativos.
Pasamos por el Club Mediterranee y nos entretenemos en un negocio de remeras y pareos.
Por la noche vamos a tomar unos tragos al bar mientras escuchamos unas hermosas canciones interpretadas por dos nativos.
Jueves 27 de julio.
Ultimo día en este increíble lugar, desayunamos y nos dedicamos a disfrutar del sol y la playa. Por la tarde vemos una ceremonia tradicional de casamiento. Cabe señalar que pagando u$s 500 uno se puede casar a la manera tradicional de polinesia.
Después de cenar hay un show donde los clientes del hotel pueden participar bailando, la última noche en Bora Bora no podía terminar de mejor manera.
Viernes 28 de julio.
Nos levantamos bien temprano para aprovechar la mañana, dado que nuestro vuelo sale a las 12:40hs.
Regresamos a la habitación y con las valijas ya cerradas me doy cuenta que falta el sobre con los pasajes y los pasaportes.
Dado que no aparece vamos hablamos con el personal del desk. Nos dicen “no hay problema” y de pasada para el aeropuerto hacemos la denuncia en la única comisaría de Bora Bora. Resulta que el día anterior cuando fuimos a ver la boda polinesia dejamos la puerta del bungalow abierta (allá la tasa de delitos es 0) y un chico pasó, tomó el sobre y lo dejó sobre el jardín. Eso nos enteramos cuando llegamos a Moorea.
Conclusión, viajamos sin pasajes ni documentos. Ningún problema.